Después de dos
novelas publicadas (En la Escuela y Matupa), Mario Hernández Enciso ––quien
nos recuerda ser ‘de orgulloso ancestro sanmartinero’–, lanza su primer libro
de cuentos, Tiberio Pérez murió de algo
–colección Otras Voces, de Entreletras–, con trece piezas narrativas que
condensan, desde una óptica en apariencia simple y con precisión en sus
palabras, las múltiples atmósferas de la cotidianidad urbana y a la vez
‘sabanera’; es decir, que desde la misma cantera surgen textos que narran
ambientes escolares –que conoce hasta la saciedad–, y recorren igual, las míticas
sabanas llaneras. En sus palabras, que maneja con mucho cuidado y atención, se
abordan historias cotidianas que –a manera de retratos– van tejiendo una serie
de ambientes disímiles que el autor describe con paciencia y buena letra.
Textos que descubren a un observador apasionado del detalle y a un conocedor de
los más recónditos espacios que dejan entrever los espíritus de sus
protagonistas.
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