Juan David Botero Ospina tiene 14
años de edad y cuatro libros publicados.
No
es —y él lo sabe— ni un genio ni un superdotado. Es solamente un muchacho que
ha aprovechado al máximo su talento y su oportunidad.
La
indudable cualidad de observador y narrador (de la vida y de las cosas) lo
acompaña desde siempre y la ha sabido cultivar, gracias por supuesto a la
oportunidad de tener una familia y unos padres de oro que entendieron el
talento innato que tenían en su regazo.
Sin
que pierdan importancia los tres libros anteriores, es a partir del presente título,
Relatos
de una sombra, que tenemos en Juan David a un escritor distinto.
De
los textos ingenuos y elementales de un pequeño niño que desde los cuatro años
comenzó a dictar sus imágenes e historias a su madre, al presente libro que
reúne relatos y prosas poéticas, hay una enorme diferencia.
Sus
letras iniciales, dictadas casi a media lengua, pero que ya daban buena cuenta
de su imaginación, se publicaron bajo el título de Mi
mundo de aventuras y otras historias
(2012); luego vino El cocodrilo viajero y la batalla contra Cromox (2013).
Con La esperanza en los animales (2014),
se dio un paso fundamental: Juan David partió del impacto que le ocasionó ver
en televisión la imagen del regreso de los secuestrados, y en especial de quienes
traían consigo sus mascotas como una especie de hilo conductor de sus historias
ocurridas en la selva. Quiso indagar sobre la relación establecida por estas
víctimas del conflicto colombiano con lo que él llamó “su única familia en
medio del secuestro: los animales”, y así lo hizo. Investigó primero, leyó todo
lo que tenía relación con el tema, y finalmente entrevistó a los protagonistas,
que fueron la fuente del relato publicado.
Ahora nos sorprende con Relatos de una
sombra,
libro que deja ver el comienzo de una cosecha prometedora desde su pluma.
No
en vano fundamenta muchos de sus textos en las juiciosas lecturas que le apasionan
y que sorprenden a su edad, por la temática: la historia antigua, con toda su
simbología, sus epopeyas, y el inevitable retrato de la desgracia y la miseria humanas
que —impactado— descubre cómo existen desde el mismo origen del hombre.
Y,
para rematar, en el abanico de sus lecturas predilectas, tiene un pedestal: Dante,
el grande.
Tal
vez ahí esté la clave para encontrar en Relatos de una sombra piezas
sólidas, profundas, bien escritas, que dejan ver a un novel escritor que se
cultiva para alcanzar un largo aliento.
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