El precio de construir un sueño
La experiencia de haber
vivido toda la vida de lo mismo, es decir, de soñar y de construir sueños, me
permite hoy reflexionar sobre este que es inmenso, y que se resume en dos
nombres: Gotas de tinta y Trazos de vida.
Cómo vemos, el asunto va
por buen camino, pero esperamos que no se trunque, como ocurrió hace ya algunos
años.
Lo primero que hay que
hacer para construir un sueño es tenerlo aquí: en el corazón y en la cabeza. Y
así fue.
Hace ya 17 años, en la
mente y en el corazón de Claudia Rujeles Flórez, entonces primera dama del
Departamento, anidó la idea, que le transmitió a nuestro entrañable creador de
títeres y de historias, José Manuel Giraldo Mantilla. Y ahí entra el suscrito
al cuento, para conformar un pequeño equipo que sentó las bases de lo que sería
el Primer Concurso Departamental de Cuento Gotas de tinta. Y claro, todo con la
complicidad del Gobernador de entonces –¡qué coincidencia!– el ingeniero Alan
Jara Urzola.
Creo que la tarea se ha
cumplido, y con creces.
Los concursos dejan en
la mente y en el corazón de los participantes una puerta abierta para continuar
expresándose de una manera alternativa, con base en su imaginación y sus
creaciones.
Con estos trazos,
colores, historias, formas, narraciones y esperanzas, estos pequeños y jóvenes
talentos siguen alimentando la ilusión de mejores días. Se cumple hoy –repito–
un ciclo vital con estos concursos.
Entre todos lo hemos
construido. Se han fortalecido las alas y el sueño. Queda el compromiso moral
de continuar el vuelo.
Muchas gracias.
Jaime Fernández Molano
Villavicencio, octubre
de 2015
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