“Yormary Rincón Parra escribe porque más
allá de intentar perfeccionar su escritura, entiende la construcción de
historias como un oficio paralelo a su actividad cotidiana. Los escritores como
ella van creando nuevas realidades a partir de lo que piensan y mascullan
durante mucho tiempo. Eso ocurre con El
amor de Gabriela y otros cuentos. (…)
En este libro de cuentos Yormary intenta
ir más allá de la cotidianidad de un pueblo para repoblar sus escenarios con
variadas reinterpretaciones de su historia. Y es válida esta actitud por ser
esta una manera de acercarse y leer el devenir de la vida mediante palabras.
En El
amor de Gabriela y otros cuentos, su autora condensa las insignificancias
que van constituyendo poco a poco la vida misma. Libro de ausencias,
alejamientos, nostalgias y regresos. Todo para encontrar lo mismo pero
apolillado y adornado por el tiempo. Son textos escritos con el placer por la
escritura, con el cuidado que merece toda pieza narrativa, de manera que cada
cuento encierra sus propias invenciones. Situados en pequeñas historias que
conmueven el aburrimiento propio de los pueblos, son episodios posiblemente
ciertos que son recuperados a través de estos cuentos que reflejan un mundo
anacrónico, un mundo que para explicarse a sí mismo tiene que acudir al relato.
(…) Ahora que se han hecho a sí mismas
libro por cuenta de la autora, estas historias intentarán alojarse en el gusto
memorioso de los auténticos lectores. Para eso trabaja el escritor, para hablar
por los que callan. Así, resaltar la condición de escritor que debería tener
todo maestro es quizás uno de los propósitos ocultos de este libro.
(…) En un mundo dominado por el olvido y
la desmemoria, el libro de Yormary alarga la profundidad de la memoria
expresándola en literatura. Con sus respectivas pausas y ritmos narrativos, El amor de Gabriela y otros cuentos da
cuenta de una formal estructura narrativa a través de la cual se desenvuelve la
atmósfera singular de aquel lugar pueblerino donde transcurren de manera
progresiva estas historias que solo se detienen para avanzar en lo estrictamente narrativo.
(…)
Esta
es una invitación a sentir el llamado literario de una pedagoga sin
pretensiones de escritora, pero con una profunda responsabilidad como
intelectual, como maestra y como ser humano.”
Nayib Camacho O.
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